Ya sea para fines de divulgación científica o artísticos, dibujar flores y plantas está ganando cada vez más adeptos y los talleres profesionales y para aficionados proliferan. Aquí, tres artistas Sugart nos inspiran y hablan de su relación con el arte y las plantas.

“Cada planta tiene algo distinto que decir: su historia, sus colores, su textura, su forma, su gesto, su manera de moverse”, dice Andrea Lira, artista visual especializada en dibujo botánico y bioarte, cuyo trabajo con plantas se basa en investigarlas y experimentar con ellas. Las estudia, las dibuja y las pinta con los mismos tintes naturales que les extrae: así fue cómo armó su serie Plantas medicinales para la mujer, expuesta en el MAC en 2017.

Comenzó a dibujarlas cuando vivía en Nueva York, hace unos siete años, cuando en la ciudad norteamericana ya se evidenciaba la gran valoración por el dibujo botánico, tanto en las ciencias como en el arte. “Yo empecé a dibujarlas porque, para mi salud, era importante estar conectada con las plantas; sentí que tenían mucho que decirme. Después me di cuenta que había un verdadero mercado interesado en ellas”, cuenta Lira.





Por esos años, en Chile ya habían comenzado a darse los primeros talleres de ilustración botánica dictados por el Jardín Botánico de Edimburgo, en la Universidad Católica. El primero fue en octubre de 2010 y la ecóloga paisajista Magdalena Pérez de Arce lo tomó. Fue todo un hito para el despertar del arte y la ilustración botánica en Chile. “Desde ahí empezaron a formarse ilustradores y ha continuado todos los años. Y en 2020 se lanzó el primer Diplomado en ilustración naturalista en la Universidad Católica”, cuenta Pérez de Arce, quien hoy no solo es docente de este nuevo programa académico, sino que se ha convertido en una reconocida ilustradora naturalista.

“Estamos viviendo un período súper bueno para la ilustración botánica”, añade Magdalena. Se trata del renacimiento de una disciplina que fue absolutamente relevante hasta el siglo XIX, porque era el único medio para describir visualmente lo descubierto por los viajeros naturalistas. Luego, con la aparición de la fotografía, la ilustración botánica se replegó. “Pero los científicos se dieron cuenta que el dibujo es irremplazable”, comenta. En efecto, la ilustración botánica se define acompañada del saber científico; tiene una metodología muy precisa, pues busca representar la forma, el color y cada detalle de las especies de plantas. Su creación requiere un estudio exhaustivo de las plantas. “Hoy en día, a través del dibujo, el científico te va dirigiendo. Así, logras hacer lo que realmente se quiere mostrar en la publicación”, dice Pérez de Arce.

 

  • Arte inspirado en plantas

“Cuando aprendes de las plantas, más las quieres, más las cuidas. Dibujar también te enseña a respetar lo que estás dibujando”, dice Andrea Lira, quien en 2017 cofundó CINC, el Círculo de Ilustradores Naturalistas de Chile, el primer espacio de trabajo conjunto para el diálogo y la colaboración de todos los ilustradores naturalistas chilenos, que tengan fines artísticos o científicos. En este sentido, no solo es la ilustración botánica la que ha tenido un boom, sino también el arte botánico: aquel que da a conocer la flora y fauna, que se ilustra con diferentes técnicas y que no necesariamente sigue escalas o patrones científicos. Basta una búsqueda sencilla en la web, para encontrar decenas de talleres online que ofrecen técnicas.

En ese escenario −del arte inspirado en la naturaleza− se inscribe el trabajo de Francisca Méndez, diseñadora que ilustra plantas, flores y aves con ciertos toques de fantasía. “Aunque trato de ser precisa en cuanto a la estética o la forma morfológica de la flor y de las aves, me doy la libertad de cambiar o exagerar ciertas cosas, para lograr comunicar lo que quiero comunicar”, cuenta la artista, quien también imparte talleres de ilustración.

Méndez reflexiona sobre lo que busca con su trabajo que es, en definitiva, sentir que los seres humanos somos parte de un todo. “Tanto el arte y la naturaleza forman parte de la esencia del ser humano y, al juntarlas, se logra la conexión con lo más profundo de la persona”, añade. En esa línea, para Andrea Lira el dibujar plantas la vincula con su estado interno actual. “Las plantas reflejan la emoción que tengo, la personalidad que tengo en ese momento. O lo que quiero tener. Siento que si uno entiende a las plantas, uno va a entender otras cosas mejor de la naturaleza y de uno mismo, nos ayudan a entender nuestro propio ciclo, nuestras emociones. Nos conectan con nuestro ser espiritual”, finaliza.



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