Elegir el cuadro que más te gusta es una cosa, ver dónde colgarlo es otra, pero ¿te has preocupado de la luz? Tu casa se puede transformar en un verdadero museo si sabes cómo iluminar tus obras de arte. ¿Por qué es tan importante? Con la luz le ponemos valor al objeto y con ella expresamos la experiencia personal que tenemos con el cuadro. ¡Anímate a hacerlo!

 

  1. General versus puntual

En general hay dos maneras de iluminar: se puede utilizar iluminación general, la que busca dar una iluminación básica que no busca detalles, y también existe la iluminación puntual que va directa a la pieza que se quiere destacar. Y es en el contraste entre la iluminación general y puntual la que va a determinar el carácter de tu ambiente. Mientras más diferencia exista entre las luces generales y las puntuales se va generando un ambiente con mucho más drama, más escenográfico. Tanto así, que puedes hacer que cuando las personas entren a un lugar todos los ojos se vayan a un punto determinando. Sin embargo, por lo general, se recomienda que exista un equilibrio entre estos dos tipos de luces.

 

  1. La temperatura todo lo define

La temperatura de la luz se expresa en Kelvin (K) y hace referencia a la cantidad de color que tiene la luz, este es un dato que siempre viene detallado y que pocas veces le prestamos atención. El rango de las luminarias en el mercado es entre 2500 y 7000 K. En general, si los colores son cálidos, entonces se trabajará con una iluminación de temperatura cálida, pero si son fríos hay que tener cuidado, la luz fría no es muy cómoda. En ese caso es mejor optar por luz neutra, la cual equivale a 4.000 K. Rafael Rivera— arquitecto chileno y experto en iluminación— recomienda no jugar con las temperaturas: “Lo ideal es trabajar con una temperatura pareja. Si mezclas, dejas en evidencia las ganas de remarcar algo y el arte está en que se haga el efecto, sin que se note”, explica.

  • La estrecha relación entre la luz y el color
  • “El artista es el que eligió los colores y nosotros como interioristas tenemos que lograr que con las luces esos colores se muestren tal cual”, con estas palabras la arquitecta mexicana y profesora de la Escuela Brown en Chile, Paola Calzada, deja en claro la relación de fidelización que debe existir entre la luz y el color. Para medir esto, existe el CRI o Índice de Reproducción Cromática, el cual se mide entre 0 y 100% y viene como dato en las luminarias, mientras más se acercan a la luz del sol y así menos cambian los colores reales. Por eso, el ideal es un CRI de 90 hacia arriba. “El CRI es fundamental. Si ilumino un chaleco rojo, pueden ser diez tipos de rojo. Este índice dice cuál de todos esos rojos es y así no se desvirtúa el color original”, explica el arquitecto Rafael Rivera.

     



     







    1. Usar la dirección como un pincel

    No hay una receta para saber qué dirección darles a las luces a la hora de iluminar un cuadro. El arquitecto chileno Rafael Rivera, por ejemplo, trata de no usar frontales y trabaja más con la luz oblicua: “A mi me gusta jugar con la sombra y dibujar en el muro con ella. Para eso, es mejor la luz oblicua porque así el marco tendrá cierta volumétrica y se ven las texturas. Si se pone de frente, el cuadro tiende a quedar más plano”. La arquitecta Paola Calzada, en cambio, prefiere las frontales: “A mi me gusta mucho iluminar con luces directamente a los cuadros, tipo museo. Yo creo que depende de la importancia del cuadro y del concepto de interiorismos que tengamos. Ahorita se usan mucho los rieles con distintos tipos de luces. Da un efecto luminoso muy bonito y con muchas posibilidades de cambiar”, explica. Pero, en general, para determinar el ángulo de iluminación se debe tener en consideración el brillo (sobretodo en obras con vidrio), para minimizar esto, la iluminación puntual se debe colocar cerca de la superficie de la pintura en un ángulo de 30o.

     

    1. Cuidado con la luz natural

    La luz natural se puede transformar en nuestro enemigo a la hora de colgar un cuadro. Es difícil manejarla porque, a fin de cuentas, uno pone el cuadro donde se puede, pero lo ideal es que el cuadro no vaya al frente de un ventanal si entra mucho sol y/o si se tiene un piso brillante. La luz natural genera brillo, lo que incidirá en la obra. Una buena técnica es controlar la luz con cortinas tipo visillo, porque así la luz entra más pareja.

    En conclusión, son varios los aspectos que hay que considerar cuando de iluminar obras de arte se trata, pero no es necesario tener un gran presupuesto para lograr un buen proyecto de iluminación. Solo debes tenerlo presente y hacerte asesorar cuando estés comprando las luces. Incluso se puede lograr una gran escena con cuatro cintas LED. Solo hay que saber cómo y dónde instalarlas.