“Siempre estoy estudiando, buscando y observando ornamentos de distintas épocas. También me detengo a observar la naturaleza, las plantas, de una manera empática: les pido permiso si voy a sacar una flor, consciente del uso que estoy haciendo. Luego observo su cambio, la voy interpretando y la dibujo”, dice la artista Paloma Maturana, cuyo trabajo busca reproducir sus estados internos, como si ella misma fuera un canal por el que pasan esas energías o emociones.
Paloma Maturana tuvo un acceso temprano al mundo de la pintura. Hija de los artistas Silvia Castro y Carlos Maturana (Bororo), en su casa siempre había materiales diversos que ella exploraba con la curiosidad de una niña ávida por aprender y dibujar. Tras licenciarse en Artes Visuales por la Universidad Finis Terrae, y exponer en diversas galerías y ferias, hoy su trabajo se caracteriza por transgredir los conceptos actuales de belleza, alcanzando nuevas estéticas y generando líneas comparativas entre lo real y fantástico.
“Tengo referentes en artistas del siglo XV, también me gusta Goya en su época oscura y los detalles en los retratos de reyes y personajes aristocráticos. Me gusta enlazar esas inspiraciones con lo contemporáneo y con quien soy yo”, dice la artista. Así, evocando al animé, al cómic y a la época victoriana, Maturana tiene la capacidad de generar líneas atemporales en sus piezas, lo que logra también con el uso de recursos modernos y análogos, como tiralíneas y marcadores, alcanzando un estilo que recuerda a otras épocas. “Es como hacer contemporáneo el romanticismo”, dice.